hay que matarlos a todos
es la voz de todos y es
la muerte á viva voz
como una voz lactosa, un
contestador automatico lectivo
que grita para dentro y se retuerce
en malla fluo
como una ginger lynn de goma
ajena
la impericia siempre afina
armoniza
y como contrapartida
leonina da un exceso de contraste fecal
que no es ni vox ni voto
ni mucho menos territorio de disputa
estatica ponele
pero no stockausen, ni de cerca
como leer la cara de la virgen
en el choclo inca desmoldado
y volverse piadoso
como mi abuelo que
invitaba a la mesa a los menesterosos
y les servia de sus guisos peronistas
de operario de la imprenta bien caldosos
con su caridad cristiana de hijo natural
con su olor a tinta impregnada y europea
que acabaria en el ochenta con su higado
y una sonrisa de franca bonhomia
otro cantar es la voz y su aspereza
que es como la sintonia fina de la cosa